Sidra y txakolí en los balleneros vascos

Sidra y txakolí en los balleneros vascos

Sidra y txakolí en los balleneros vascos de los siglos XVI y XVII

Sidra y txakolí en los balleneros vascos fueron dos productos fundamentales relacionados con la industria ballenera vasca. También para todos los pescadores que se desplazaban a Groenlandia y Terranova a la pesca del bacalao y la ballena durante los siglos XVI y XVII. A mediados del siglo XVI, la industria ballenera del País Vasco era una potencia mundial de primer orden. Mantuvo durante años el monopolio del mercado de grasa de ballena en Europa, a través de la pesca que realizaban en Norteamérica y en el norte de Europa, que otorgó a los vascos un factor determinante en el desarrollo económico, social y cultural del territorio vasco.

En aquella época el viaje de cada campaña duraba nueve meses. Dos meses de ida hasta las costas de Terranova y otros dos de vuelta. Los arrantzales debían sobrevivir a innumerables peligros que generaba el viaje, incluido el escorbuto, “la peste del mar” como lo llamaban antiguamente (provocada por la carencia de vitamina c). Para una empresa como la ballenera, el barco debía de ir muy bien provisto de alimentos ya que en El Labrador, excepto pescado, algo de caza o algunas bayas, no había otra forma de conseguir provisiones.

SIDRA Y TXAKOLÍ EN LOS BALLENEROS VASCOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
Jarra descubierta en los restos de la nao San Juan. Cortesía de JA Tuck, Memorial University of Newfoundland, St. John, NL

Los alimentos y provisiones que llevaban para el viaje consistían en trigo, tocino, habas, arvejas, aceite, mostaza, ajos, vinagre, sal (para la correcta conservación de las vituallas), bacalao, sardinas y bizcocho ó galleta (unas tortas duras de harina de trigo, duras, doblemente cocidas y sin levadura que duraban largo tiempo, por lo que se convirtieron en un alimento básico dentro de los buques). Pero sobre todo, se llevaban abundantes cantidades de sidra, txakolí o vino. El problema del agua era que no se conservaba adecuadamente, se corrompía al no estar envasada bien, lo que originaba multitud de enfermedades. Para ello, lo combatían bebiendo sidra y txakolí que se dosificaba bebiendo tres vasos diarios por cabeza. La sidra, gracias al proceso natural de la fermentación de la fruta original mantenía las propiedades de las vitaminas y también evitaba la ingesta del agua en malas condiciones de salubridad. De este modo, conscientes o no, evitaban el mayor peligro de las grandes travesías marítimas, el escorbuto. Xabier Agote, presidente de Albaola afirma que en las barricas de una embarcación ballenera tipo Nao <<se llevaban hasta 50.000 litros de sidra».

Los oficiales, a veces tenían pequeños privilegios como un vino de mejor calidad, bizcocho blanco o bonito en vez de atún.

Las pruebas de que los balleneros utilizaron sidra y txakolí para abastecerse en sus viajes a Terranova están en las barricas encontradas en el pecio de la nao San Juan, descubierta en 1978 en Red Bay, Terranova. Este ballenero, de 200 toneladas, es un ejemplo de los primeros buques de carga transoceánicos que zarpaban del País Vasco hacia Terranova y un reflejo de la industria marítima vasca de la época. Hundido en las costas de Canadá, en el Labrador, a orillas del estrecho de Belle Isle, Red Bay fue una base marítima  para los marinos vascos en el siglo XVI.

La Nao San Juan

En octubre de 1565 la nao San Juan se hundió a causa de una fuerte tormenta. Se encontraba anclado y con mil barricas de aceite de ballena en el interior. Al parecer no hubo víctimas, y la tripulación pudo volver a casa en otros balleneros. Desde su descubrimiento en 1978 gracias a los arqueólogos canadienses pertenecientes a Parcs Canada, se venido estudiando exhaustivamente, siendo el testimonio arqueológico más antiguo, completo y mejor conservado de una estación ballenera anterior a la era pre-industrial y Red Bay ha sido declarado como patrimonio histórico-artístico por la UNESCO en 2013.

La repercusión del descubrimiento llegó hasta Euskadi gracias a la fundación Albaola, empeñada en defender el patrimonio marítimo vasco. Desde 2013 la fundación Albaola ha comenzado el proyecto para la reproducción de la nao San con las técnicas de construcción tradicionales en los muelles de Ondartxo, en Pasaia, el pueblo donde se construyó la nave original. El objetivo perseguido por la fundación Albaola consiste en la reconstrucción del San Juan y crear un Museo que recoja la cultura marítima y la tecnología marina. Es una excelente idea y visitarlo es una experiencia enriquecedora para todos.

Más información:

Deja una respuesta